p o e s í a
Una sombra blanca
Sombra de barro, de arena, de piel, de papel. Náufraga infinita, lenta, bajo los párpados del tiempo.
¿Es tu sombra en mi sombra?
Sombra de vaho, de hojas, de bruma, de ceniza blanca esparcida en la embriaguez de la luz.
¿Es la sombra del espejo?
Sombra de voces, de suspiros, de ecos. Sombra, sombra, sombra, cuyo rumor urde en el origen de la noche mariposas que resurgen desde la herida del viento.
¿Es la sombra de tu nombre?
Sombra de rostro ausente, de ojos ausentes, de ausente grito. Fantasma disperso en las grietas de la nada. Fantasma sin destino.
¿Es la sombra de una ausencia?
Sombra de nieve, de hierbas y de plumas. La noche, incandescente, como un poema lento, esboza su silueta luminosa.
¿Es el espectro de la nada?
Blanca sombra, azul sombra, alucinada sombra, sombra sin tiempo. El invisible polvo del abismo gravita en su soledad sin fondo. Vacíos sin génesis respiran en su vertiginosidad de luciérnaga.
¿Es la sombra de la noche?
Errante sombra. Libélula insomne en los pétalos del silencio. Como las nubes, nómada. Como el amor, sedienta.
¿Es la sombra de una sombra?
Es todas las sombras en una sola sombra. Es mi sombra. Fantasmal sombra de hombre. Mi sombra sin ti, sin el vértigo de tu sombra. Ebria de noche, borracha de estrellas, mi sombra: náufraga infinita, lenta, bajo los párpados del tiempo, leve, volátil, extranjera.
[David Donatti]
PROMETEO ENAMORADO
Cada mañana el amor viene.
Y me devora las entrañas.
David Donatti
P O E M A
Lenguaje artificial
Tantos verbos, estrellas y conjugaciones de luces.
Y sin embargo, no se quebranta el vacío.
¡Tanta ceniza compartida, y suspiros postizos!
Tantos hombres, aromas, caminos y metrallas.
Y sin embargo, no se agota el olvido.
Tanta lluvia y océanos.
Y sin embargo, la sed refulge (tanta).
Tantos idiomas y levitaciones.
Pero la llaga sigue la ruta de su abertura
Tantos gestos, gritos, normas y desolaciones.
Tantos mendrugos sin boca.
¿Y cuántas bocas desdoradas?
¿Y cuánta carencia restallando
en el parpadeo de los días?
Tantas caricias extraviadas
y tantos fulgores sin rostros.
¿Y cuánta piel sin desnudez?
¿Y cuántas desnudeces sin un cuerpo?
¿Y cuántos cuerpos sin nombre, ni senda, ni aroma?
Tantas habitaciones donde no entra la noche ni el día,
donde sólo gotea el tiempo y tiembla el polvo.
¿Y cuántos cadáveres ambulantes?
¿Y cuántos suicidios repartiéndose las pieles?
¡Tanta soledad… y toda la ausencia!
Tiempo sin brújula, eternidad girante.
Y tantas sombras.
Zapatos, alas, puertas, pantallas.
Tantas, tantas poleas y tantos dioses.
Y sin embargo, no cesa la muerte.
[David Donatti]

